Sus incontables monumentos no defraudan a
quienes visitan esta ciudad portuguesa, especialmente si
se hospedan en el Palácio do Freixo, formidable ejemplo
de la arquitectura barroca de Nicolau Nasoni.
Por su entidad económica, demográfica y
cultural, a Oporto se la conoce como la Capital del
Norte, también como la Ciudad Invicta y la Ciudad de la
Virgen –la "Antiga, Mui Nobre, Sempre Leal e Invicta”,
que ocupa una posición central en su escudo de armas–.

Es la ciudad del puerto, que le dio el
nombre, la del vino que lo recibió de ésta y de los
ingleses que traficaban con él y que han dejado en
Oporto una huella importante. Y hay quien se refiera a
ella como la Ciudad de los Puentes –por los numerosos y
valiosos viaductos que cruzan el Duero– e incluso la
Ciudad de las Fuentes, al ser también muchas sus
antiguos fontanales.

Su centro histórico ha sido declarado
Patrimonio de la Humanidad por la Unesco por sus
innumerables atractivos que requerirían, al menos, de
una semana de estancia para visitarlos; tanto para el
que quiere conocer sólo sus templos como la Sé do Porto
(la Catedral) iniciada en el románico con
transformaciones posteriores góticas y barrocas, la
Capilla de los Sastres de inicios del manierismo, la
Capilla barroca del Senhor dos Pasos, la iglesia de San
Ildefonso reconstruida durante el Barroco y recubierto
con azulejos de Jorge Colac, la iglesia gótica del
convento de San Francisco o la Iglesia y la Torre de los
Clérigos del arquitecto de origen italiano Nicolau
Nasoni, el máximo exponente del arte barroco en la
ciudad; también para el que quiera cruzar sus puentes,
de distintas épocas y estilos, como el Ponte Pênsil, que
la unía a Vilanova de Gaia hasta que se construyó el
Ponte Luiz I, el Ponte Ponte Maria Pia construido por la
empresa de Gustave Eiffel, el Puente da Arrábida que
era, en los años sesenta, el puente con el mayor arco de
hormigón del mundo, el Ponte do Freixo de 150 metros de
ancho y 3 km de largo o el más reciente Ponte do
Infante; igualmente para el que quiera conocer sus
importantes edificios civiles, como el barroco Antiguo
Club Inglés, la Estación de Porto-São Bento –diseñada
por el arquitecto Marques da Silva y revestida con
veinte mil azulejos con representaciones históricas del
pintor Jorge Colaço–, la Factoría Inglesa –testimonio de
la influencia de los comerciantes británicos de vino en
la ciudad–, el Palacio de São João Novo, el Palacio de
la Bolsa, el Palacio Episcopal, las antiguas murallas de
Oporto o la Casa de la Música, concebida para la
celebración del evento Oporto Capital de la Cultura 2001
y posiblemente una de las obras más importantes de Rem
Koolhaas.


Este largo inventario de monumentos
está incompleto porque son otras muchas las
edificaciones de interés, pero especialmente porque
faltaría una: el hotel, la Pousada do Porto. El antiguo
Palácio do Freixo en el que está, fue construido en 1742
y es obra del propio Nicolau Nasoni y es, por lo tanto,
otro formidable ejemplo del barroco civil portugués.
El edificio y sus jardines fueron
vendidos a Companhia Harmonia que instaló aquí una
fábrica de molienda de la que ha quedado una alta
chimenea como testimonio. El hotel dispone de Spa, sala
de masajes, gimnasio y piscina cubierta y piscina al
aire libre.
Más información en
pousadas.pt/palacio-do-freixo