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Big Island, en Hawai (Isla grande).
Con sus escasos 150 kilómetros de
ancho, la isla de Hawái –llamada Big Island para
evitar la confusión– es la mayor de las islas del
archipiélago del mismo nombre y una de las islas con
paisajes más variados y espectaculares.
Es una isla joven –cuenta con sólo
400.000 años–, formada por la actividad de cinco
volcanes: uno extinto (Kohala), dos inactivos (Mauna
Kea y Hualalai), y dos activos (Mauna Loa y Kilauea).
Este último es el volcán más activo del planeta y su
visita, en el Parque Nacional de los Volcanes, será
una de las experiencias más recordadas del viaje.
Medida desde su base bajo el mar, Mauna Kea, es la
montaña más alta del mundo (más incluso que el
propio Everest). Kailua-Kona es la segunda mayor
ciudad y la zona de mayor interés turístico de la
isla.
En el sur de la isla está Ka Lea,
conocido como Punto del Sur, es también un lugar que
recibe muchas visitas.
Tres son los motivos: por el
anecdótico de ser el punto situado más al sur de los
50 estados de los Estados Unidos, por la belleza de
sus espectaculares acantilados rocosos y por su
fantástica pesca.
Especies como el Snapper rojo y el
Ulaua son muy abundantes en sus costas.
Los
lugareños ponen en riesgo sus vidas para pescar
colgados en el borde del acantilado. Más peligroso
que pescar en las rocas, es nadar en sus aguas
permanentemente amenazadas por la “corriente de Halaea” –llamada tradicionalmente así en honor al
jefe de una tribu local que falleció arrastrado por
ella–.
Debido a su particular orografía,
corrientes marinas, vientos y lluvias en Hawái
pueden encontrarse once de las trece zonas
climáticas que existen en el mundo, desde zonas
húmedas tropicales, hasta zonas desérticas y semi-áridas,
pasando por frías zonas alpinas.
Por este motivo, es
conveniente llevar una maleta preparada para tanta
diversidad.
Con sus villas de dos plantas, El
Four Seasons Resort Hualalai se cuenta entre los
hoteles más recomendables de la isla. Está situado
en la histórica zona de Ka’upulehu, junto a playas
imponentes de arena blanca e inquietantes paisajes
de lava negra.
Precisamente, los hoyos del Hualalai
Golf Course –su prestigioso campo de golf de 18
hoyos diseñado por Jack Nickalus– transcurren junto
al mar, sobre un inmenso manto de lava negra que
contrasta con el esplendor de la hierba de las
calles.
Las actividades que ofrece Hawái
son muchas más de realizables en unas vacaciones,
desde deportes como golf, el surf, la pesca y el
buceo en sus aguas de riquísima fauna, hasta
espectaculares excursiones en paisajes difíciles de
imaginar.
Sería una lástima abandonar la isla sin
visitar el Volcano National Park, Pololū Valley, el
volcán Manua Kea con sus 10.203 metros de altura, el
Parque Estatal de las Cataratas Akaka o las antiguas
plantaciones de café en Kau, Puna e Hilo. Pero, el
largo trayecto hasta este archipiélago polinesio –el
más aislado de la tierra– justifica la visita de –al
menos– un par de las restantes islas.
Además de Hawái, la “isla grande”, es especialmente
recomendable la visita a Oahu, la cuna del surf, y a
la isla de Maui.