La A-23, autovía mudéjar que une Castellón y Teruel,
delimita el itinerario por el Alto Palancia, una comarca situada
entre las Sierras de Espadán y el Parque Natural de Calderona.
Toma
la salida 21 y empieza por Sot de Ferrer, situado casi en la linde
provincial con Valencia.

Por la CV-2210
atravesarás el cauce del río Palancia.
La iglesia de la Inmaculada
Concepción se solapa con el Palacio del Señor, un edificio de
factura gótica y propiedad privada.

El templo tiene un retablo con
pinturas atribuidas a Juan de Juanes y es una de las obras cumbre
del renacimiento valenciano pero sólo se puede visitar en horario de
culto los fines de semana.
Callejea hacia la Plaza de España y sube por su
vistoso calvario a la ermita de San Antonio de Padua. Acércate luego
al acueducto de Santa Lucía o el Molino de Calores.

Castellnovo
La salida 27 de la A-23 enlaza, por Geldo, con la
CV-200 en dirección a Castellnovo y Almedijar, una de las vías para
adentrarse en el corazón de la Sierra de Espadán.
El Castillo Nuevo es una fortificación de origen
romano reconstruida por los moriscos y hoy en ruinas.

Pasea por las
callejas del casco antiguo, acércate al olmo centenario, frente al
templo parroquial y visita la cisterna islámica.
No olvides comprar rosquilletas de sobrasada (0,50
euros) en la Panadería Mari Carmen (Pza. del Ayuntamiento, 6).
El centro histórico del Alto Palancia es Segorbe,
antigua sede episcopal. Empieza por el Centro de Interpretación de
las Torres (2 euros): desde la del Verdugo disfrutarás de una
panorámica única.
Continúa hasta la catedral, con un claustro gótico
y un museo de arte sacro (3 euros) en cuyas criptas (Colón, 18) se
explica el concepto de la muerte en la Edad Media. A un paso queda
el Museo del Aceite (Pza. Belluga, 1), en una antigua almazara.
Aprovecha para degustar aceite de oliva virgen extra o mermeladas y
patés artesanos de Belluga Gourmet (en el edificio del museo). Hay
también cervezas artesanales, vinos y quesos de la comarca.

Sigue hasta Navajas, centro de veraneo comarcal.
El pueblo conserva una bella colonia de casas del siglo XIX. Repón
fuerzas en la terraza-jardín del hotel El Salto de la Novia
(Esperanza, 2) y acércate al paisaje del mismo nombre, con la
Cascada del Brazal.
Con alma mudéjar
Hasta Jérica se llega por la vieja N-234, o por la
autovía y la salida 42.

Jérica (Castellón)
El último fin de semana de junio la villa
celebra un animado mercado medieval. Entra en el recinto amurallado
por el portal de Teruel, junto a la Oficina de Turismo (Tél. 964 12
80 04), y camina hasta la Torre de la Alcudia o de las Campanas,
símbolo mudéjar de Jérica.
Hay dos paseos obligados: el que asciende a la
Torre del Homenaje y la Vuelta de la Hoz junto al cauce del Palancia.

Torre del Homenaje
Continúa hasta Bejís, otro centro de veraneo
comarcal, y el paraje de la Fuente de los Clóticos, donde parte el
sendero al Nacimiento del Palancia.
¡Actívate!
El tramo castellonense de la Vía Verde de Ojos
Negros ofrece unos 70 km para la práctica del cicloturismo y del
senderismo.
Una alternativa es tomar el tren de cercanías y llegar
hasta Jérica, lo que te permite realizar el recorrido en sentido
descendente.


Encontrarás túneles, viaductos, áreas de descanso y un
paisaje excepcional para disfrutar del antiguo trazado del
ferrocarril minero de Sierra Menera.

La empresa Hardacho (Tél. 606
08 96 96) ofrece bicis, casco y traslados por 12 euros/persona.
Dónde alojarse
Masía Durbá
De villa romana a alquería árabe: los vestigios
arqueológicos delatan los orígenes de esta masía situada en el
cordal trashumante que unía Teruel con Valencia en el siglo XVIII y
que los hermanos Teresa y Rafael rehabilitaron en 2009.
Una finca de
23 ha, con algarrobos y almendros, envuelve el embrujo asiático que
acoge cada una de las diez habitaciones: sillas de jacinto de agua,
lavabos de madera de teca, cabeceros de hoja de banana y mármol
importado.
El establecimiento, asociado a Ruralka, cuenta con
piscina y restaurante propio. Calificación: Muy buena.
En CastellNovo. 10 habitaciones. Tél. 964 76 44
19. Entre 80 y 160 euros, con desayuno.
Masía Novales
A medio camino entre Caudiel y Jérica, enclavada
en un romántico paisaje de bancales y huertos, María y David
abrieron en 2009 esta masía de principios del siglo XX, totalmente
rehabilitada.
Se conservan los muros de piedra y la viguería
original, la paz del entorno y una cocina tradicional que se sirve,
durante el estío, en un escondido patio trasero, incluido el
desayuno. Las estancias son coquetas y luminosas y el sitio está
especialmente indicado para viajar en familia y con niños.
A unos
200 m de la casa discurre el trazado de la Vía Verde.
Calificación:
Buena.
En Jérica. 8 habitaciones. Tél. 606 90 62 24.
Entre 70 y 90 euros.
Sharíqua
Hace poco más de cinco años que Anna y Vicente
abrieron al público su coqueto refugio con una clara declaración de
intenciones: todo por el relax.
La casa está situada en una parcela
de dos hectáreas orientada al ocaso y ofrece unas panorámicas
increíbles del casco urbano de Jérica y de sus atardeceres. Las
habitaciones son sencillas y están repletas de pequeños detalles.
La
cocina: informal y con productos del huerto ecológico. La finca:
para perderse bajo algún olivo. Y ni rastro de televisores o
conexiones a Internet. Especial para escapadas en pareja.
Calificación: Muy buena.
En Jérica. 4 habitaciones. Tél. 964 76 42 94.
Entre 75 y 82 euros, con desayuno.
Masía de Matuta
En el interior del Parque Natural de la Sierra de
Espadán, sobre un horizonte de montañas y bosque mediterráneo, la
memoria popular cuenta que el escritor Vicente Blasco Ibáñez se
ocultó en esta masía centenaria donde Sarah (con el apoyo de sus
padres) puso en marcha hace año y medio este hotelito rural que
cuenta con yeguada propia. Biblioteca en cuatro idiomas, spa con
jacuzzi, habitaciones cómodas y decoradas con sencillez para los que
busquen tranquilidad y un rincón para perderse. Calificación: Buena.
En Vall de Almonacid.7 hab. Tél. 607 43 74 46.
Entre 90 y 130 euros (desayuno incluido).
Al norte de la capital se extiende la Plana Alta,
comarca administrativa que cuenta con algunos de los principales
núcleos del turismo de playa castellonense: Oropesa del Mar y
Benicàssim.Comienza tomando la salida
44 de la AP-7 en dirección a Torreblanca. La CV-1430 lleva del
centro urbano a la playa de Torrenostra. Aquí está el Centro de
Información del Parc Natural del Prat de Cabanes-Torreblanca, un
espacio protegido de marismas y carrizo con 7,5 km de costa
hasta Torre de la Sal, vestigio de los torreones de defensa de
los ataques berberiscos. Hay un sendero que lleva a las dos
torres de observación de aves acuáticas. Es el humedal más
importante de Castellón, así que no olvides los prismáticos.
Para llegar a Cabanes puedes tomar la CV-13,
desde Torreblanca hacia el aeropuerto, o la N-340 hacia Oropesa
y enlazar por la CV-148 por el Paraje Natural del desierto de
las Palmas: se pasa junto a las ruinas del castillo de Miravet,
conquistado por el Cid en 1090. Hay un sendero de 3 km que sube
desde la Font de Miravet, junto a la carretera.
Cabanes, y en especial el barrio del Sitjar,
merece una visita. Podrás acercarte a pie a la milenaria Vía
Augusta (a unos 2 km por la CV-157), donde está el Arco de
Cabanes, resto de un monumento funerario del siglo II, vinculado
a una villa romana de la zona.
Visita la fábrica de turrones San Luis (Tél.
964 33 14 84), donde explican todo sobre la industria turronera.
Sigue por la CV-157 hacia Val d’Alba, zona de
buenos caldos; podrás visitar las Bodegas Mas de Rander (Tél.
964 30 24 16) o la Bodega Flors (Tél. 671 61 88 51), en Les
Useres, y recorrer a pie o en bici viñedos y plantaciones de
cítricos.
A la salida de La Barona verás el desvío que
conduce a la Font de la Penella, junto a la ermita de San
Antonio, con una pequeña zona de picnic donde se puede hacer un
alto antes de retomar la CV-162 en dirección a La Foia y
Vilafamés.
Sorpresa secular
Vilafamés, colgada literalmente sobre el
trazado de sus murallas medievales y con multitud de pintorescos
rincones, es uno de los lugares más bellos de toda la provincia.
Puedes empezar haciendo una parada en la
Vinoteca Crianza (Pl. Font, 102) y luego visitar el Museo de
Arte Contemporáneo Vicente Aguilera Cerni (Diputación 20),
ubicado en el Palau del Batlle, un robusto edificio gótico del
siglo XV.
Continúa hacia el cerro del castillo y haz un
alto en Trafic d’Art (Mesón, 13) espacio creativo de Jesús
Llopis y Amparo Domínguez. La fortaleza, de la Orden de Montesa,
conserva parte de sus defensas y una torre circular. Disfruta de
las panorámicas y desciende a la iglesia de la Asunción.
Benicàssim (a 28 km) es el final del
recorrido. Su diminuto casco antiguo se tiende sobre la calle de
Santo Tomás, un hervidero de gentes. Acércate a la playa de las
Villas, donde se levantan las mansiones de algunos opulentos
veraneantes valencianos del siglo XX. Junto a ellas discurre la
Vía Verde.
Y, desde Benicàssim, serpentea la CV-174 que
sube al monasterio nuevo del Paraje Natural del Desierto de las
Palmas: espectacular.
Para saborear
Comienza degustando la oferta culinaria de
Benicàssim en El Vermut (La Pau, 7), con suquet de peix,
escalibada con bonito del Norte o esgarraet (con bacalao,
mojama, verduras al horno, huevo duro y aceitunas) y, en la
barra del mesón El Lipizano (Sto. Tomás, 15), con fama de ser
una de las mejores de Castellón, pide gamba roja a la plancha
(15,50 euros).
Dónde alojarse
El jardín vertical
Alzado doce metros sobre la muralla medieval
de Vilafamés, el refugio de Gloria es uno de los
establecimientos rurales más exclusivos y bellos de todo
Castellón.
Lo abrió al público hace ya doce años y con su
pericia de decoradora y la sabia ayuda de sus dos hijos, Pablo y
Teresa, ha ido encajando las piezas de este puzzle lleno de luz,
color y tranquilidad. Las estancias son enormes, cálidas y muy
acogedoras.
En especial la nº 7, una suite que aúna todas las
alabanzas de este jardín vertical que teje la enredadera sobre
la piedra roja del pueblo. Calificación: Excelente.
En Vilafamés. 8 habitaciones. Tél. 964 32 99
38. Entre 115 y 255 euros, con desayuno.
L'ermita Casa Ripo
A las afueras de Val d’Alba, junto a la ermita
de San Cristòfol, este complejo de turismo rural cuenta con
diecinueve habitaciones dobles situadas en el edificio
principal. Son estancias sencillas pero muy bien equipadas, con
una excelente relación calidad/precio.
La gestión del complejo,
de propiedad municipal, la llevan Ricardo y su hijo Jonathan, lo
que incluye también un restaurante donde degustar una
contundente propuesta marinera (gestionan otro local en el Grao
de Castellón) y un buen repaso a los vinos de Les Useres-Vilafamés.
Calificación: Buena
En Val d’Alba. 19 habitaciones. Tél. 964 76 67
47. Por 40 euros.
Voramar
La familia Pallarés, ya en la cuarta
generación, ha gestionado este hotelito desde su inauguración,
con el obligado paréntesis de la Guerra Civil y la posguerra, en
que fue utilizado como hospital militar y sede del Auxilio
Social.
Está situado en un extremo de la playa de las Villas (o
de Voramar) y mantiene la esencia de la tradición del veraneo en
Benicàssim. Las habitaciones estrella son las situadas frente al
Mediterráneo, sobre un pequeño jardín con palmeras. ¡Prueba a
echarte la siesta en la hamaca que cuelga de su terraza!
Calificación: Muy buena.
En Benicàssim. 58 habitaciones. Tél. 964 30 01
50. Entre 94 y 145 euros, con desayuno.
El Forn
Situada en el casco antiguo de Cabanes, junto
al portal del Sitjar y en un edificio catalogado por la
existencia de un horno del siglo XIII, la casa conserva los
arcos góticos de piedra originales y es un pequeño museo
etnográfico con aperos de labranza y otros utensilios.
Dispone
de cuatro habitaciones dobles (con posibilidad de cama
supletoria), cocina, salón y terraza.
Todo sencillo pero muy
confortable: suelos de gres, mobiliario convencional y mucha
luz. Se alquila completa o por habitaciones. Calificación: Buena
En Cabanes. 4 habitaciones. Tél. 609 14 79 38.
Por 60 euros.