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Castillos con
fantasmas incluidos
Cualquier castillo que se
precie debe tener su propia historia de fantasmas.
Éstos son algunos
ejemplos de leyendas fantasmales del viejo continente.
Sus muros han visto pasar siglos de historias, sucesos
y acontecimientos unas veces positivos, pero otras dramáticos. Amores y
desamores, olvidos, muertes violentas y asesinatos, rituales de magia
negra... Todo ello dio lugar a misteriosas leyendas de fantasmas que han
llegado hasta nuestros días. ¿Te las crees?
Palacio de Hampton Court,
Inglaterra
Cuenta la leyenda que una de las esposas del rey
Enrique VIII, Catalina Howard, vaga por las estancias del palacio de
Hampton Court, concretamente por uno de los pasillos que fue testigo de
su captura cuando se escapó de la habitación en la que permanecía
prisionera acusada de adulterio.

Dice la leyenda que en dicho pasillo no solo se
escuchan sus alaridos sino que en ocasiones han aparecido manchas de
sangre en el suelo.
Es más, en 2001 la propia reina Isabel II contrató un
equipo de especialistas para que estudiara los fenómenos. Sin embargo,
esta leyenda no es la única que circula por los muros de este palacio.
Otras de las esposas del rey también vagan por las estancias y dicen que
cada 40 años un niño se lanza al lago y muere ahogado.

La Torre de Londres, en plena capital inglesa, ha sido
testigo a lo largo de los años de numerosas decapitaciones y
mutilaciones, ya fueran de esposas de reyes, personajes destacados de la
época o simples prisioneros.
El primer fantasma se manifestó ya en el año 1241 y
desde entonces por allí se han manifestado reinas como Ana Bolena,
figuras decapitadas que vagan sin rumbo, antiguos gobernadores de la
torre como Tomas Becket, nobles de la época como la condesa de
Salisbury, Margaret Pole, o miembros de la realeza como Eduardo V y su
hermano el duque de York, ambos asesinados por su tío Ricardo III, y que
se manifiestan vestidos de blanco y cogidos de la mano.
Castillo de Castelluccia,
Italia

Ni desdichadas reinas ni nobles traidores, tampoco
espíritus de prisioneros. Lo que realmente vaga por el castillo italiano
de Castelluccia son los espíritus de los caballos que fueron propiedad
del conde Rimbabito y que fueron trasladados a otro lugar cuando el
hombre tuvo que vender los establos para hacer frente a sus deudas.
Los caballos no se aclimataron a su nueva residencia y
murieron, pero sus espíritus volvieron a su hogar y desde entonces se
les puede escuchar cabalgar por la zona como antaño lo hicieron. O eso
es lo que tanto el conde como sus sirvientes aseguraron.
Castillo Hermitage,
Escocia

Tanto Inglaterra como Escocia albergan infinidad de
castillos y palacios encantados, y uno de ellos es el castillo
Hermitage.
Y todo se debe a que su dueño original, William de
Soulis, era un aficionado a la magia negra y a los rituales. Por esa
razón muchos afirman haber sido testigos de apariciones fantasmales como
las de un enano vestido con harapos, una mujer de apariencia elegante y
noble, puertas que se abren y se cierran, gritos y lamentos y hasta un
fantasma de gorra roja, botas de hierro y grandes colmillos que, según
la leyenda, es el guardián del castillo nombrado por el propio Lord
William Soulis.
Castillo Comlongon,
Escocia
La mayoría de las leyendas sobre fantasmas se generan
a partir de historias de amor o desamor. Es lo que sucedió en el
castillo de Comlongon, hoy transformado en hotel.
Dice la leyenda que una de sus habitantes, lady Marion
Carruthers, fue obligada a casarse por cuestiones económicas con un
hombre al que no amaba. No pudo ni quiso aceptarlo, y optó por quitarse
la vida lanzándose desde una de las torres del castillo.
No fue sepultada según los ritos cristianos, por esa
razón vaga por el castillo llorando y lamentándose de manera
desgarradora.
Palacio de Linares,
España

En 1990 saltó la voz de alarma: el palacio de Linares,
en Madrid, estaba embrujado. Se captó la presencia de un fantasma que
vagaba por las estancias palaciegas que no hacía más que llorar, llamar
a su madre y afirmar que "yo no tengo mamá".
Era Raimunda. Poco después se localizó a su madre, que
también afirmaba que "mi hija Raimunda, nunca, nunca oí decir mamá".
Parece ser que en el palacio vivió el marqués de Linares y que, sin
saberlo, se casó con una hermana suya, Raimunda Osorio y Ortega, con la
que tuvo una hija.
Cuando se descubrió toda la verdad la hija fue enviada
a un hospicio para darla en adopción y así salvaguardar la reputación de
la casa.

Castillo de Shiedhill,
Escocia
Situado en Edimburgo, este castillo encierra otra
historia de desamor, también protagonizada por una muchacha, lady Grey.
Lady Grey se enamoró perdidamente de un plebeyo, pero
su familia se opuso totalmente a la relación, provocando que la joven
optase por quitarse la vida. Desde entonces algunos dicen que se puede
ver a lady Grey pasearse por algunas de las habitaciones del castillo
vestida con una capa gris.
Castillo Corvin,
Rumanía

En la tierra del famoso Drácula también existen
castillos y fortalezas con sus propios fantasmas.
Un ejemplo es el castillo Corvin, que alberga no solo
los espíritus de prisioneros turcos que fueron obligados a cavar usando
sus propias manos, sino también los de una dama vestida de blanco que
fue asesinada por su propio marido clavándole una estaca en la cabeza
cuando fue descubierta en manos de su amante, un sirviente del castillo.
Castillo Falkenstein,
Alemania

El castillo Falkenstein, en Alemania, concentra toda
su actividad paranormal en una única habitación y los expertos aseguran
que el origen de todo es una cama.
Construido a mediados del siglo XV, nadie sabe por qué
durante años una habitación permaneció totalmente cerrada.
La leyenda dice que nunca debía abrirse porque su
función era contener a los espíritus. Sin embargo, en 1839 fue abierta
durante unos instantes, encontrándose el esqueleto de una mujer. Fue
cerrada de nuevo y pasaron décadas hasta que se volvió a abrir,
encontrándose un cuchillo de carnicero colgado de una cadena del techo.
Tres son los fantasmas que el castillo de Dragsholm,
en Dinamarca, alberga: una dama de blanco, otra dama de gris y el Conde
de Bothwell, tercer marido de la reina María Estuardo, y que fue hecho
prisionero por el rey de Dinamarca y atado a una columna donde todavía
hoy se observa un surco circular.
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