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Jimbaran Puri, en Bali
Indonesia
Desde la orilla del mar hasta
los volcanes escondidos en la jungla, Bali
ofrece mil tesoros al visitante.
Las playas blancas, los
abundantes templos, estatuas de piedra y
misteriosas albercas crean una la isla de
sorpresas.

Situada a 15 minutos del
aeropuerto, Jimbaran Bay es una de las
playas más bonitas de Bali.
Allí, junto a
una arena que más bien parece harina, los
árboles tropicales rodean el Hotel Jimbaran
Puri, un paraíso formado por 41 villas con
sus altos techos de paja, como si se tratase
de un pequeño pueblo, en un inmenso conjunto
de jardines y piscinas.
Y es que cada una de estas
pequeñas mansiones dispone de su jardín
privado de estilo balinés con su propia
piscina de mármol.

Es un resort de la cadena
Orient-Express, pacífico, romántico y sin
excesos, pero que puede proporcionar
fascinantes experiencias: desde una
pintoresca visita al mercado cercano en el
que los lugareños venden la pesca del día.
El golf en el Bali Golf Country Club con
vistas al Océano Índico, jornadas de pesca,
trekking, paseos por la jungla, recorridos a
caballo, el avistamiento de aves exóticas,
las visitas a los templos cercanos de
Uluwatu y Tanah Lot o a los pueblos de
Jumberan y Ubud, y una amplia variedad de
deportes marinos son algunos de sus
alicientes.

El contrapunto lo ponen
los maravillosos masajes locales, el tai-chi
y las tardes en las hamacas del jardín.
La gastronomía es
excelente.
Imparten clases para aprender a
preparar los platos que allí se sirven, y se
puede curiosear el huerto del que se
abastecen.
La música y la típica danza local
no faltan nunca. Las galerías de arte y los
artesanos, ofrecen clases para aprender las
técnicas locales.

Las posibilidades son
infinitas en un lugar donde el tiempo parece
detenerse.
La gastronomía, la cultura
y la música acompañan deliciosamente el día
y la noche. Los atardeceres en la playa son
difíciles de olvidar.

Las noches misteriosas,
descubren luces lejanas en el mar, los
barcos de pescadores que vuelven al amanecer
como manadas de luciérnagas que se funden
con los brillos de provenientes del pueblo
en un marco dominado por la sonora oscuridad
de la selva.



El descanso está en todo caso
garantizado.