Reportajes | Reportajes destinos | Tienda viajes | Organiza viaje | Guía | Redes Sociales | Promoción


 

30 planes para disfrutar de la nieve


Darte un baño helado al aire libre

Si te gustan las sensaciones fuertes y quieres probar tu resistencia física, Estocolmo, la capital sueca, te propone una experiencia única: sumergirte en agua helada.

La mayoría de los lugareños comienzan con una sauna y esperan a que el cuerpo esté lo suficientemente caliente antes de entrar en el hielo.

 

 

Probar el esquí con cometa

El snowkiting o skikiting es una de las últimas locuras recién llegadas de Noruega. Para llevarla a cabo necesitas esquís o una tabla de snowboard, casco, arneses y, por supuesto, una cometa.

Después, con la ayuda del viento y tu pericia, te impulsarás a más de 100 km/h montaña arriba: uno de los retos de esta práctica es subir sin remontes.

Las llanuras de Hardangervidda (Noruega) están consideradas el mejor lugar del mundo para disfrutar de este deporte –se organizan cursillos cada fin de semana–, aunque también puedes elegir la estación de Geilo –sede del Campeonato Mundial de esta modalidad– o la península de Varanger, donde podrás esquiar viendo el mar.

 

 

Practicar esquí de fondo


En la otra cara del placer que produce la velocidad, está el de disfrutar de un apacible paseo con una travesía de esquí de fondo. Esta modalidad –en la que las botas son flexibles y las fijaciones no retienen el talón– surgió como una forma de desplazamiento en los países nórdicos.

En España, Candanchú (Huesca) ofrece 35 km de pistas para esta práctica.

 


 

Dormir en un iglú

Anímate a disfrutar una noche inolvidable y ven a dormir al Iglú Hotel Grandvalira, un complejo situado en la estación andorrana de este mismo nombre, a 2.350 m de altura.

La zona consta de 5 iglús –uno con baño y jacuzzi privado– construidos por completo con hielo y equipados con pieles y sacos de plumas para combatir el frío.

El alojamiento (desde 99 euros) incluye traslado desde Grau Roig, aperitivo, paseo nocturno con raquetas, primera bajada de esquí antes de la apertura de las pistas, uso del jacuzzi, cena y desayuno y, por supuesto, la promesa de pasar una exótica y cálida velada –con saco y mantas especiales– en plena noche ártica.

 

 

Escalar un glaciar


Crampones, piolets, anclajes… Toda precaución es poca cuando se trata de escalar una montaña, pero si el reto es ascender por una pared de hielo, el riesgo aumenta considerablemente.

En St. Gallen (Suiza), un cantón del noreste suizo, el nivel de peligro está a la par con el de belleza en una propuesta irresistible: escalar las caprichosas formas de la cascada helada que forma el río Tamina –afluente del Rin– a su paso por el valle del mismo nombre (imagen).

 

 

Explorar las pistas bávaras

Comparte un bucólico paisaje de típicas casitas de montaña con las últimas novedades técnicas en lo que a remontes se refiere.

Pero lo que más identifica a la estación de Garmisch-Patenkirchen, en el sur alemán, casi en la frontera con Austria, son sus instalaciones deportivas, construidas por el régimen de Hitler para acoger los Juegos Olímpicos de Invierno de 1936.

En la actualidad, GaPa (como se le conoce) sigue celebrando el primer día del año con un tradicional campeonato de saltos de esquí y colmando las expectativas de los más exigentes, con 120 km de esquí alpino a la sombra del pico Zugspitze.

 

 

Correr con un trineo de renos

¿Sabías que en Laponia hay más renos que habitantes? Eso explica que los samis utilicen estos animales como transporte, una tradición que puedes conocer si te apuntas a un agradable paseo de trineo tirado por renos a través de la región finlandesa de Saimaa.

 

 

Montar en moto-nieve


 

El dominio esquiable más grande de España es Baqueira Beret (Lleida), con nieve garantizada y enmarcado en un escenario de película: el valle de Arán. Pero toda esta belleza te parecerá aún mayor si la ves a bordo de una moto de nieve (desde 70 euros).

Puedes alquilarla con conductor o manejarla tú mismo, siempre que seas mayor de edad y tengas especial precaución en las zonas heladas y las curvas con mucha pendiente. Ojo también con la velocidad: puedes llegar a los 120 km/h.

 

 

Jugar en la nieve

En Val Louron (Francia) los niños esquían en un espacio diseñado especialmente para ellos, coinciden con sus padres en las pistas de trineo y disfrutan en familia de paseos por el bosque de Lapadé.

Con esta oferta, no es extraño que la estación francesa sea una de las favoritas de los peques. Además, cuenta con numerosas pistas para principiantes, un mini snow park y un recorrido pedagógico para iniciar a los más pequeños en los secretos de la alta montaña.

 

 

Deslizarte en sentido vertical

Olimpia Skiworld Innsbruck, el dominio que aglutina a las 9 estaciones de esquí de esta zona del sureste austriaco, es una especie de meca europea para esquiadores con un nivel intermedio y, en especial, para snowboarders y freeriders. En Nordkette dispones de trazados especializados en freeride, con una pendiente del 70%, aparte de la posibilidad de deslizarte fuera de pista.

Si te va más hacer piruetas sobre una tabla de snow estás en el mejor sitio del mundo –Innsbruck es la sede del festival Air & Style–, con una snow boarder paradise (pista exclusiva) de más de 800 m de desnivel y numerosos obstáculos para probar tu destreza.

 

 

Hacer 'karting' sobre hielo

Vente cargado de adrenalina porque en el Palau de Gel d’Andorra, en la localidad andorrana de Canillo, la vas a necesitar cuando suene la señal de salida y conduzcas un kart en un circuito de hielo.

La actividad puede realizarse de forma individual (desde 18 euros, en carreras de 10 minutos) o en grupos, con minicompeticiones de tiempo cronometrado y cena incluida. Es para mayores de 16 años y hay vehículos adaptados para minusválidos. Del 2 al 8 de enero abren a diario, incluso en horario nocturno.

 

 

Descubrir las pistas búlgaras

El pasado año, los aficionados al esquí descubrieron el placer de deslizarse por unas pistas muy cercanas y casi desconocidas por el gran público. Se trata de Bansko, un dominio situado al suroeste de Bulgaria que se ha convertido en la sensación de la temporada.

Es la estación más oriental de Europa y la mejor equipada, a solo 3 h de vuelo de España y con 85 km de pistas y un desnivel de casi 1.700 m. Pero eso no es todo, ya que tanto el pueblo como el parque Nacional donde se ubica, son Patrimonio de la Humanidad.

 

 

Ensayar nuevos saltos

Cómoda y accesible, la estación turolense de Javalambre no es la mejor opción para los expertos, ya que carece de pistas negras, pero sí es una de las más demandadas entre la gente joven para practicar snowboard.

Este año, Javalambre amplía su completísima oferta con el rediseño y ampliación de la Free Style Zone Sabina y la incorporación de un circuito de skicross (la última modalidad de esquí libre), donde los amantes de la nieve y el riesgo pueden combinar giros y saltos acrobáticos con desniveles y bajadas trepidantes.

 

 

Comer salmón ‘on the rocks’

El Ice Hotel no solo es un establecimiento curioso por estar construido a base de hielo –lo que le obliga a tener que reconstruirse cada año– ni por albergar un cine y una iglesia como parte de su equipamiento. Además, este hotel de la localidad sueca de Jukkasjärvi ofrece una alta calidad gastronómica en su restaurante.

Aquí se bebe en vasos de hielo y se sirven aperitivos muy frescos, tanto que en vez de platos utilizan bandejas de hielo para presentar el salmón y otros productos suministrados por los pescadores locales.

 

 

Bailar en la montaña

Si la temporada pasada triunfaron con su Peluca Party –dedicada a los años 80– y la Mojito Party, este año la estación más alta del Pirineo aragonés, la oscense Cerler, promete diversión en estado puro.

La cafetería Remáscaro organiza conciertos al aire libre a partir de las 15.30 h que permiten a los esquiadores disfrutar de un après ski diferente y bailar en plena nieve. Además, amplía su horario hasta las 19 h, refuerza su programa con actuaciones y, cada lunes, te recibe con un vino caliente y sesión de dj’s.

 

 

Probar el mejor ‘powder’

Esquiar por una pista casi virgen es un placer indescriptible. Pero deslizarse sobre una superficie de nieve seca, que se vuela a tu paso mientras las tablas se afianzan casi por debajo, es una sensación única.

Esto es lo que se siente esquiando sobre nieve polvo (o powder), una cualidad difícil de encontrar en España pero habitual en las pistas norteamericanas, como las de Colorado (imagen), donde las nevadas caen lejos del mar y no se deshacen con la humedad.

 

 

Bucear bajo el hielo

Para practicar esta actividad no hace falta que seas un experto buceador, ni siquiera un gran deportista, pero sí que vengas dispuesto a probar algo realmente único.

La propuesta es realizar submarinismo de alta montaña y sumergirte en los lagos de Vallnord (Andorra, en la imagen), un paisaje agreste donde solo se puede llegar a pie o en helicóptero. Allí, buceando a 90 m de profundidad en un lago situado a más de 2.500 m de altura (desde 85 euros), el juego de luces y formas que crea el hielo sobre tu cabeza es inolvidable.

 

 

Deslizarte por la pendiente de Podkoren

El nombre de Kranjska Gora, un pequeño pueblo de Eslovenia situado junto a las fronteras de Austria y de Italia, es también el del centro de esquí más antiguo y famoso del país (imagen).

Aquí se celebra la Copa Mundial de Esquí Alpino (este año, el 8 y el 9 de marzo) y, cada temporada, se concentran miles de expertos ávidos de emular a los deportistas y lanzarse por la famosa pendiente de Podkoren.

 

 

Patinar en plena ciudad

La segunda localidad más grande de Dinamarca, Aarhus, es también una de las más antiguas del país. Si vienes en estos días, date una vuelta por el AROS (Museo de Arte Moderno), recorre los edificios de la Ciudad Antigua y callejea por el casco histórico pero, sobre todo, admira la fachada de ladrillo de la catedral mientras patinas.

La actividad –hasta marzo y gratuita si llevas tus patines– te permite deslizarte en una pista de hielo a la sombra de los 96 m de su torre gótica, que la convierten en la más alta de todo el país.

 

 

Saborear una ‘fondue’ junto al Matterhorn

La montaña más fotografiada del mundo es también el núcelo de la Matterhorn Region, un proyecto que este año aglutina a cinco joyas del esquí suizo: Verbier, Crans-Montana, Leukerbad, Zermatt y Saas-Fee.

Esta temporada es un buen momento para conocer las ofertas de estas estaciones –rutas fuera de pista, nuevos telecabinas, etc– pero, sobre todo, para hacer un alto y participar en una estampa 100% suiza: disfrutar con un grupo de amigos del aire libre de alta montaña en Valais mientras saboreas una rica y calentita fondue bajo la atenta mirada del Matterhorn.

 

 

Jugar al 'snowgolf'

En las pistas alpinas de Gstaad, entre las más exclusivas del invierno suizo, las ofertas de actividades con nieve se multiplican cada día.

Entre las más originales y de las últimas en llegar destaca la práctica de golf sobre nieve, que puedes realizar en la zona de Wispile. Se trata de ensayar tu drive y el putt en un sensacional campo de 360º.

Tienes un recorrido de 9 hoyos y, si eres novato, un pequeño driving range de entrenamiento para practicar tu swing. Entre juego y juego, lo mejor es admirar cualquiera de los paisajes circundantes: tanto el alpino, que alterna cumbres espectaculares con profundas gargantas, como el de la jet set que convirtió hace años este pequeño reducto suizo exento de tráfico en un exclusivo destino. Entre sus adeptos, puede que te encuentres a un actor norteamericano o a algún miembro de la realeza europea.

 

 

Lanzarte con heliesquí

Whistler fue sede de los Juegos Olímpicos de Invierno de 2010, y es una bonita localidad canadiense de estilo suizo, que atrae a numerosos esquiadores de todas las nacionalidades ávidos de deslizarse por sus pistas, pero también para disfrutar de una de las actividades que más adeptos gana cada temporada: el heliesquí (imagen).

Fue justamente aquí donde nació esta modalidad hace unos 40 años, ya que al disponer de menos remontes que las pistas norteamericanas los esquiadores eran subidos en helicóptero hasta las montañas más altas para que pudieran descender tranquilamente en medio de la nieve virgen.

Si no padeces de vértigo y estás en buena forma física –los esquís son más anchos y pesados de lo normal– éste es uno de los deportes de nieve más apasionantes.

 

 

Broncearte bajo cero

En el corazón del Parque Nacional de los Pirineos, la estación francesa de Cauterets es perfecta para pasar unas mini vacaciones en familia. El plan es tentador: por la mañana, deslizarte por las pistas de Le Lys –uno de sus dos dominios– o dar una caminata de esquí de fondo en Le Pont d’Espagne.

Por la tarde, nada como saborear un crêpe con chocolate caliente o tomar una copa en las tumbonas del Chalet du Clot (imagen), bajo el sol de esta preciosa estación francesa.

 

 

Disfrutar el ‘snowtubbing’

La estación más meridional de Europa, Sierra Nevada (Granada) es también la más juerguista de España y una de las favoritas del público joven, gracias a su buen equipamiento en snowboard y freestyle.

En la zona de Borreguiles, una de las actividades más divertidas es el snowtubbing (desde 10 euros), es decir, deslizarse por una pendiente nevada con la ayuda de un neumático hinchable con asas, una especie de donut gigante con el que bajar a toda velocidad en un inmenso tobogán nevado.

 

 

Admirar el paisaje

Junto a la calidad de sus instalaciones, uno de los puntos fuertes de la estación turolense de Valdelinares, del grupo Aramón, es su extraordinario paisaje.

Los bosques de la Sierra de Gúdar (imagen), un precioso paraje con extensas zonas de pino negro, serán tu escenario de lujo a la hora de disfrutar de la nieve y practicar freeride. Además, toda la zona de restauración se encuentra rodeada de árboles.

 

 

Pasear sobre raquetas

Una opción para disfrutar de la nieve sin tener que esquiar son las raquetas.

Es más económico que otras actividades, puedes ir a tu ritmo, en familia y, lo mejor, de todo: te permite recorrer paisajes –como los de la estación leridana de Boi Taüll, a la entrada del parque Nacional de Aigüestortes (imagen)– vedados a los esquís.

 

 

Subir a un trineo con perros

La estación gerundense de La Molina, pionera en esquí de personas con discapacidad, ofrece un amplio abanico de actividades en sus 61 km esquiables. Una de las más divertidas es el mushing, es decir, desplazarse en un trineo tirado por perros nórdicos (desde 12 euros, en la imagen).

Los animales cuentan con un duro entrenamiento, ya que compiten habitualmente en Pirena, una travesía que recorre el Pirinero durante dos semanas.

La carrera dura 1,2 km y es una experiencia muy excitante y apta para toda la familia, aunque no se recomienda a personas con problemas de espalda.

 

 

Ir en tren sobre la nieve

Según reza su publicidad, el Glacier Express es el tren más famoso del mundo y lo cierto es que es todo un placer atravesar los paisajes suizos de Graubünden (imagen) en este ferrocarril, que conecta Zermatt –al suroeste del país– con Davos o con St. Moritz, al este.

El recorrido entero, de más de 300 km, cuesta 113 euros y dura alrededor de 7 horas; si lo prefieres puedes elegir los tramos que más te convengan, con la seguridad de que te gustarán todas las panorámicas de estos hermosos paisajes nevados.

 

 

Esquiar de noche

Formigal (Huesca) es el mayor destino de invierno de España y un centro de referencia para los usuarios más expertos, ya que cuenta con 38 pistas negras. Sin embargo, esta estación oscense también deja espacio para el romanticismo con una dulce propuesta: es una de las pocas de España donde se puede esquiar a la luz de la luna (forfait de un día para adulto: desde 17 euros).

La pista abre de 18 a 20.30 h y el precio incluye asistencia. Para terminar, puedes cenar en el Selva Café mientras contemplas el paisaje iluminado.

 

 

Disfrutar de la nieve en familia

En el valle del Tena, en pleno Pirineo aragonés, vas a encontrarte con la estación de Panticosa, que se pone más familiar que nunca merced a una serie de novedades destinadas a los futuros esquiadores. Esta temporada, Panticosa incorpora una pista de Skity Slalom, con divertidos obstáculos donde los peques aprenderán a realizar sus primeros giros con los esquís.

Además, la estación acogerá mascotas de tamaño natural, que se mostrarán ansiosas por que las encuentren.

 

 

Por: Carmen R. Pinos - www.redestravel.com/reportajes